Antes de empezar la serie de Adèle Blanc-Sec, Tardi había creado esta obra, algo lisérgica y con muchos ramalazos de Hugo Pratt, caótica y divertida. Posiblemente estaría bastante olvidada si no se hubiera recuperado a Brindavoine a partir del quinto álbum de Blanc-Sec.
De todos modos, me sigue gustando más la historia corta de complemento, La flor en el fusil, uno de los primeros trabajos de Tardi sobre la Primera Guerra Mundial.
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