Tras bastante tiempo sin releer los primeros álbumes y sin haberme leído los dos últimos (porque me tocaba las narices la edición de Norma), me puse a leerlos en orden.
Ha sido una experiencia curiosa, porque he podido ver cómo una serie que era bastante seria, con algún punto irónico o sarcástico, se iba haciendo cada vez más coral y mucho más disparatada.
Lo de empezar las historias de Adèle Blanc-Sec presentándola como una secuestradora lo había olvidado totalmente.
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