Los autores se lo pasaron bomba inventándose a un ilustrador de los años 30 en adelante e intentando hacer creer al mundo que era alguien real.
Aquí está todo el material que fueron creando para ello para una obra inicial, pero después para un blog de Olivares.
Más allá de la propuesta, divertida, lo mejor es poder ver a Olivares enfrentándose a portadas de libros ficticios, discos inexistentes, revistas fantasma, e imitando los diseños de esos productos de diferentes épocas y países.
Muy gráfico, sí, pero también con mucho contenido.
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