Hay dos cosas que me gustan mucho de la etapa de Daredevil escrita por Mark Waid: primero, cómo crea tensión, haciéndote pensar que la historia va a acabar muy, muy mal y cómo lo resuelve sin trampas; y, segundo, que por fin haya tocado el tema de la madre monja de Daredevil y que coleaba desde hará veinte años, desde el Born Again, nada menos. Nadie había querido explicarlo, y muchos aficionados sospechaban que los motivos eran maltratos de su marido (boxeador, recordemos).
Y como con la tensión, Waid nos ha hecho creer una cosa para luego resolverlo sin trampas.
Qué hábil. Me encanta que me sorprendan...
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