La premisa es coger a un sosias de Flash Gordon y mostrarlo a los sesenta años obligado a volver a las andadas. Se nota su planteamiento para vender la película. Hasta se llama Duke McQueen, todo un homenaje a dos leyendas del cine. Pero también se nota su cariño a este tipo de historias y sorprende que sea tan clásica, que Millar no se ponga a hacer el bestia.
Y por otro lado está Parlov que le da por homenajear a Moebius de manera sensacional acompañado de un color calcado.
El resultado es una maravilla. De lo mejor de Millar, menos pretencioso, menos provocador, más contenido y competente. Y lo mejor de Parlov.
Un cómic delicioso, apasionante.
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