Empezaré diciendo que no acabo de entender la política de reediciones de la línea DC Archives. Incluso cuando Marvel paró sus Marvel Masterworks ellos siguieron. Pero ahora sacan uno de uvas a peras. Éste ha sido anunciando varias veces para no llegar a salir. Ahora en lugar de las 200 y pico páginas meten 400 y pico. Y más caro, evidentemente. En una época en que las historias solían ser cortas, sin continuarás, fueron tan mantas como para dejar la primera parte de una historia en el segundo tomo recopilatorio y hasta años después no han publicado el final. ¡Con lo fácil que lo tienen al publicar el material de Superman de dos colecciones de comic books, Action Comics y Superman!
Ahora, entrando en materia, confieso mi absoluta debilidad por este material. Sí, mucha gente se ríe de él y todo eso, pero desde un punto de vista actual tiene momentos absolutamente desternillantes como la historia donde Superman es reclutado y se dedica a fastidiar al oficial instructor, que es lo que haría cualquiera que hiciera la mili en su lugar.
O historias tan locas e imposibles de editar en la actualidad como una en que para despistar a unos extraterrestres Superman, adulto, y Supergirl, con quince años, se hacen pasar por novios. Y ella con postizos y rellenos (lo dicen), beso va y beso viene con su primo.
O tan sombrías como otra en que Superman conoce a un sosias suyo de otro planeta, con su Lois Lane y todo, y se dedica a intentar revelar su identidad secreta. El final es maravilloso por lo poco usual.
Los guiones son principalmente de Jerry Siegel, con historias ligeras y de cierto corte humorístico, y del gran Otto Binder, sorprendente, inclasificable y delicioso y con más enjundia en la mayoría de casos. Los dibujos suelen ser del mejor Curt Swan, cuando aún no dibujaba a Superman como si le sobraran veinte kilos, el estupendo Wayne Boring o del eficaz Al Plastino. Todos ellos tienen calidad y detalles destacables pero sobre todo son un grupo de autores homogéneo por la labor del editor Mort Weisinger.
Puede que sean historias absurdas, demenciales, que combinan el dramatismo con el humor o el surrealismo, pero que bien se conservan en su inocencia.
Puro pop art.
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