Poco a poco, Aoyama va creando nuevos personajes que se suman a los iniciales, avanza en algunas subtramas, etc...
Pero en algún momento es consciente de que tiene que hacer algo para mantener viva la premisa inicial y por eso en este tomo Conan pierde su estado infantil para volver a ser el adolescente Kudo.
Sigue funcionando. Si os gustan los whodunnits, creo que hay muy pocos que le lleguen a la altura de éste.
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