Se nota en estos números, que incluyen la saga de los Vengadores contra los Defensores, cómo Englehart va haciéndose con los personajes, especialmente los que no tienen colección y que acaban siendo los que llevan el peso de la colección y del drama.
Bob Brown no es alguien que me emocione especialmente aunque tampoco me desagrade. Lo que sí disfruto son los episodios de los Defensores con el siempre eficaz Sal Buscema, un ejemplo de síntesis y claridad narrativa.
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