Disfruté una barbaridad de esta historia sobre el despertar sexual de un joven homosexual en los años de la República por la naturalidad con lo que se cuenta, por lo bien llevados que están todos los personajes, de los principales a los secundarios (con puntos extras para la abuela, una auténtica robaescenas), por cómo explica que ser de izquierdas y ser homófobo no son cosas incompatibles y, sobre todo, por lo logrado de la ambientación, una recreación formidable de la vida de los barrios en esos años.
La mayor de mis recomendaciones.
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