La muerte de Alan Grant hizo que le quisiera homenajear y lo que tenía más a mano era este tomo inglés. La verdad es que Ortiz estaba en un momento muy dulce, ya que esto lo hizo en los ochenta, cuando hizo series míticas para Norma o Toutain, de modo que el resultado gráfico es muy solvente.
Y Grant y Wagner, usando uno de sus pseudónimos para disimular su tremenda producción, te van metiendo en una situación progresivamente descontrolada, combinando drama social, con algo de sátira, con humor negro.
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